jueves, 2 de julio de 2009

Tu estás aquí- Jesús Adrián Romero


Aunque mis ojos no te puedan ver
te puedo sentir, sé que estás aquí.
Aunque mis manos no pueden tocar
tu rostro Señor, sé que estas aquí uoooo

Mi corazón puede sentir tu presencia,
tú estás aquí, tú estás aquí.

Puedo sentir tu majestad,
tú estás aquí, tú estás aquí.

Mi corazón puede mirar tu hermosura,
tú estás aquí, tú estás aquí.
Puedo sentir tu gran amor,
tú estás aquí, tú estás aquí

Aunque mis ojos no te puedan ver

te puedo sentir, sé que estás aquí.
Aunque mis manos no pueden tocar
tu rostro Señor, sé que estás aquí uoooo

Mi corazón puede sentir tu presencia,
tú estás aquí, tú estás aquí.
Puedo sentir tu majestad,
tú estás aquí, tú estás aquí.

Mi corazón puede mirar tu hermosura,
tú estás aquí, tú estás aquí.
Puedo sentir tu gran amor,
tú estás aquí, tú estás aquí.

Tú estás aquí, tú estás aquí,

tú estás aquí, tú estás aquí.


Foto tomada de la página: http://www.laverdaderavida.com

Letra tomada de la página web: http://www.musica.org/

martes, 30 de junio de 2009

Testimonio personal- Pamela Torres

Soy Pamela, hija de Dios y su escogida para servirle y darle la gloria por todo lo que ha hecho en mi vida.

Antes de que decidiera escuchar y seguir el llamado de Dios yo era una persona buena, normal, tenía mis amigos, académicamente me iba bien y en mi familia todo marchaba en orden. Como me consideraba buena, establecí ciertos parámetros básicos para mi vida, eran cosas que uno dice que nunca en la vida va a hacer y que no entiende como personas "malas" pueden realizar.

Sin embargo, rompí una de esas reglas de moralidad que me había impuesto y desde ese instante mi vida cambió por completo. Dejé de considerarme buena y me convertí en una persona soitaria, llena de miedos, de conflicots y de resentimientos; la culpa me pesaba tanto que ni siquiera podía levantar la cabeza y tampoco quería levantarme de la cama.

Como mi familia participó de mi error pasamos de ser unidos a un grupo de personas que vive bajo el mismo techo pero que no sabe nada del otro. Seguimos terapias con psicólogos y tratamos de conversar, pero nada funcionaba. Me sentí cada vez más culpable de lo que sucedía y para sobrellevar la situación me refugié en mi novio de ese entonces, lo convertí en lo más importante de mi vida y creí que gracias a él mis heridas habían sanado.

De repente, mi relación sentimental terminó y otra vez me vi sumida en la desesperación y en la tristeza. Volvieron las peleas en mi casa, las bajas notas en la universidad y la culpa que no me dejaba en paz.

Cuando me encontraba así, Dios utilizó a uno de sus hijos para darme sus palabras de amor. Solo él logró darme la paz que tanto necesitaba y que sobrepasa todo entendimiento. Además, despertó curiosidad en mí y decidí asistir por primera vez a una reunión cristiana, en ella Dios me regaló un versículo que dice que nosotros no lo escogimos a él sino que él nos eligió a nosotros. Entendí que Dios me estaba llamando y que tenía planes para mí por lo que me dispuse a colaborar en todo y a aprender. Como quería que esta nueva vida sea algo permanente, oré pidiéndole al Señor que entrara en mi vida y que hiciera de mí la persona que él quiere.

Después de esa oración mi vida volvió a cambiar. Dios me fue enamorando cada día más de él, poco a poco restauró la relación con mi familia, me enseñó a perdonar y a apropiarme de su perdón. Los problemas no desaparecieron, pero ahora los puedo vencer.

Foto: David Sánchez

lunes, 29 de junio de 2009

No estás deprimido, estás distraído



No te quedes pensando en las cosas malas, siempre mira más allá y te darás cuenta de todas las cosas buenas que te rodean y que vienen detrás de lo que nos parece malo o doloroso.

Dios ya nos dio todo para ser felices, no perdamos el tiempo pensando en lo deprimidos que estamos; al contrario, cambiemos nuestra forma de mirar las cosas para ver más allá de lo aparente.



Video tomado de Youtube

Testimonio personal- Raquel Armijos

A lo largo de mi vida siemrpe me consideré la hija mimada de Dios porque a pesar de tantos problemas siempre fui una persona muy afortunada. Sin embargo, problemas famililares como el divorcio de mis padres, el vivir con mis abuelos y ver a mi madre dos veces al año provocaron un vacío en mi vida que con el pasar de mi adolescencia se fue conviritiéndo en rebeldía.

A pesar que estudiaba en un colegio cristiano donde nos dijeron cómo recibir a Cristo, no lo hice de corazón y lo que nos enseñaban, para mí, era solo una hora de clase más.

Al cursar mis primeros años de universidad, después de la semana de exámenes, mi mamá me propuso un viaje a Cali yo sola, así que acepté. Llegó el día del viaje, me subí a una 'Panamericana' y, al partir, un señor se subió a orar (algo que me extrañó completamente, pero que preferí ignorar), pusieron un par de canciones cristianas, pero yo permanecí indiferente; al hablar con mi compañera de asiento me enteré que ibamos a un campamento cristiano y en ese momento decidí bajarme, pero ya era demasiado tarde.

Tras un largo viaje por fin llegamos y todo lo que hacía me parecía terrible, aburrido y le vi todos los contras posibles. Al final de la semana, el último tema que se dio en la noche me llegó muchísimo; una amiga oró por mí y me quebranté muchísimo. Esa noche volví a recibir a Jesús en mi corazón, esta vez sinceramente, le pedí a Cristo que entrara en mi vida y a partir de ese día mi vida cambió totalmente.

Al comienzo creí que todo sería hermoso y que no volvería a tener problemas, pero esto no fue así ,sino que apartentemente perdí en todo aspecto: un semestre en la universidad, mis amigos, mi novio. Pasó el tiempo y Dios mismo se encargó de mostrarme que todo lo que perdí alguna vez era necesario para mi formación.

Ahora sí puedo decir que tengo un antes y un después de Cristo. Un antes marcado por un vacío en mi vida y un después donde Dios es mi primer amor, un padre amoroso y un amigo incondicional. Desde que le entregué el control de mi vida todo ha marchado bien, tengo una linda relación con mi familia, unos amigos que realmente valen la pena, una relación con mi novio en la cual nuestro amor va en tres direcciones: ambos tenemos la vista puesta en Dios, tengo éxito en el nivel académico en el que anhelo ser una mujer profesional que aporte a esta sociedad con conocimiento y como un instrumento de Dios.



Foto: Cristina Pintado